Verdaderamente indignante es esta noticia aparecida hoy en
20minutos.es:
Si nuestros políticos tuvieran que pasar un examen
suspenderían con toda probabilidad dos asignaturas casi fundamentales para ejercer su profesión:
idiomas y el uso de las nuevas tecnologías para comunicarse con los ciudadanos. Al menos así lo creen algunos expertos, que, sin embargo,
no consideran imprescindible una titulación universitaria para ser un "excelente político".
Los expertos observan otras carencias en la mayoría de la clase política, como
la falta de experiencia laboral -sea cual sea su titulación- anterior a su entrada en la actividad pública, y su poco interés en seguir formándose cuando han alcanzado un cargo relevante.
Sin idiomas
Como los españoles de su generación,
una gran mayoría de líderes políticos no domina otras lenguas distintas a la materna ni, por supuesto, el inglés.
Es el caso de los dos principales líderes políticos.
Ni el presidente del Gobierno,
José Luis Rodríguez Zapatero, ni el máximo dirigente del PP,
Mariano Rajoy, hablan la lengua de Shakespeare, aunque tienen conocimientos de francés.
Por ello, la presencia de un traductor es habitual en las imágenes de ambos en sus encuentros con mandatarios extranjeros, con lo que
les resulta más difícil conversar en las reuniones informales o en los pasillos, donde
a veces se toman decisiones de calado, tal y como subrayael profesor de Relaciones Internacionales de la
Universidad del País Vasco Noé Cornago.
Manuel Fraga habla siete idiomas y Jordi Pujol, cinco, pero son una excepción No ocurre lo mismo con otros políticos. Entre esos casos excepcionales figuran el senador y presidente fundador del PP,
Manuel Fraga, que
habla siete lenguas; el ex presidente de la Generalitat
Jordi Pujol, que conoce cinco, y la presidenta de la Comunidad de Madrid,
Esperanza Aguirre, que habla con fluidez inglés y francés.
De todos modos, algunos expertos, como Norma Bernard, directora del Instituto Jaime Vera de la
Fundación IDEAS, opinan que cuando se alcanzan ciertos niveles de responsabilidad,
es difícil seguir formándose, también en idiomas.
Pero cuando lo dejan es cuando muchos se atreven con esta asignatura pendiente, como el expresidente del Gobierno
José María Aznar, que
aprendió inglés, francés e italiano y que, incluso, se atreve a realizar discursos en estas lenguas.
De todas formas, los idiomas no son un requisito imprescindible para ser un buen líder, según el secretario de Formación de las Juventudes Socialistas, Alfonso Espinosa, que
pone el ejemplo del expresidente del Gobierno Felipe González, una "reconocida figura" de las relaciones internacionales que no sabía inglés y en su día hablaba poco francés.
Lejos de la nueva comunicación
Respecto al otro suspenso de nuestros políticos, las redes sociales, los especialistas consultados insisten en que en la actualidad es más fácil
despertar el interés de los ciudadanos desde estas plataformas de Internet que desde los escaños.
El director del centro de PwC & Instituto de Empresas del Sector Público, Julio Gómez Pomar, mantiene que
los discursos se deben hacer desde redes como Facebook o Twitter y que los políticos deben asumir que "lo que se hace cotidianamente, como navegar en la red, se puede hacer mucho más profesionalmente".
Las redes sociales han desplazado al blog personal Por ello, el éxito de algunos políticos como el presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, reside, en palabras del periodista
Ignacio Escolar, en saber cómo utilizar las redes para transmitir no solo su mensaje, sino también
para estar en contacto directo con los ciudadanos y "convencer y argumentar" al margen de sus políticas.
Aunque el uso de las redes no es generalizado, los políticos españoles
intentan ponerse al día y ya hay muchos, como Esperanza Aguirre, la directora de la campaña electoral del PSOE, Elena Valenciano, el diputado de IU,
Gaspar Llamazares, o el expresidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que diariamente se comunican a través del Twitter.
Unas redes sociales que
han desplazado al blog personal con el que iniciaron hace bien poco el contacto con los electores.
Entre el escaño y el aula
No ha sido la extensión de esas redes lo que ha
obligado a nuestros políticos a volver a las aulas, sino la necesidad de reciclarse para poder entender los hilos que mueven el mundo, como los mercados financieros.
La clase política de que nunca debe dejar de estudiar y de formarse De ahí que muchos dirigentes se hayan inscrito en
cursos de gestión de la actividad pública, de economía y de análisis de mercados, aunque en muchos casos no lo reconocen públicamente porque existe la creencia de que "a la política se llega formado", tal y como señala algún especialista.
Como siempre, hay excepciones, y políticos como el presidente del Congreso,
José Bono, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, el portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, o el exsecretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa
han acudido a centros para seguir formándose.
El doctor en Sociología y profesor en la escuela de negocios IESE, José Ramón Pin Arboledas, al igual que otros colegas suyos, mantiene que hay que concienciar a la clase política de que
nunca debe dejar de estudiar y de formarse para desenvolverse en sus cargos.
Sin estudios universitarios
La mayoría de los políticos han estudiado una carrera universitaria, lo han hecho en un centro público y
la licenciatura más cursada es la de Derecho, especialidad que eligieron, por ejemplo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del PP, Mariano Rajoy, o el alcalde de Madrid,
Alberto Ruiz-Gallardón.
Aunque elegir Derecho o decantarse por una carrera de Ciencias, como hizo el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno,
Alfredo Pérez Rubalcaba, no es determinante para ejercer la política,
ni siquiera contar con una licenciatura.
Ha aumentado el número de licenciados dentro de las formaciones políticas Por ello, la coordinadora de los Jóvenes de Izquierda Unida, Ester López Barceló, mantiene que
hay excelentes políticos sin estudios universitarios, como el coordinador general de su formación,
Cayo Lara, que cuenta con estudios generales y
era agricultor.
Los expertos destacan que para valorar la formación de un político
se tiene que tener en cuenta su trayectoria social, y que actividades como ser delegado de curso en la Universidad o, incluso, dirigir un partido en la clandestinidad pueden ser determinantes a la hora de evaluarlo.
De todos modos, ha aumentado el número de licenciados dentro de las formaciones políticas, en las que, según los expertos,
alrededor de un 70% de los menores de 31 años cuenta con carrera y aproximadamente un 30% han tenido experiencias académicas en el extranjero.
Una situación similar a la del resto de la sociedad, que tal y como subraya el profesor de Economía José García-Montalvo,
desde los años 70 a la actualidad ha visto incrementar aproximadamente en un 12% el número de estudiantes universitarios.
Sin experiencia laboral
Muchos de los políticos
no cuentan con experiencia laboral fuera de los partidos, ya que cuando concluyen sus estudios se incorporan a las filas de estas organizaciones. Los expertos discrepan en este aspecto, y mientras unos lo juzgan como algo positivo,
la mayoría piensa que es negativo.
Los partidos eligen por fidelidad no por experiencia De esta última opinión participa López Barceló, para quien la actividad laboral centrada exclusivamente en el partido "
aleja a los políticos de la sociedad".
Por ello, continúa, algunas formaciones políticas mantienen el compromiso de que sus miembros
no puedan permanecer indefinidamente en sus cargos y "retomen sus profesiones".
En cualquier caso, a la hora de la verdad
los partidos no suelen tener en cuenta la experiencia en uno u otro campo y cuando llegan al poder eligen a los dirigentes -ministros, consejeros, etc..- más
por su fidelidad a la fuerza política que representan que por sus méritos profesionales en el área que van a gestionar, recuerdan los expertos.