jueves, 7 de julio de 2011

Ladrones de cuello blanco.


Nos trataron como delincuentes, mandando bien lejos el derecho a la presunción de inocencia.


Nos cobraban por un posible delito que posiblemente podríamos cometer, con el famoso "canon".


Mira por donde la tortilla se da la vuelta y los deja con el culo al aire.


Los que roba, los que engañan, los delincuentes son ellos. Incluido el amigo Victor Manuel. El abuelo sería picador, allá en la mina..., pero tú, además de chorizo, eres un hipócrita, vas de comunista y progre y eres un simple trincón, al igual que Teddy y compañía.


Sinde dimite, tu estabas en el ajo y debiste controlar, no mirar hacia afuera buscando los delincuentes, los tenías pasteleando a tu lado. Un grupo muy próximo al poder...los de la ceja...


El mismo Ramoncín, que parece que desde que estuvo en Teruel le ha entrado algo de conocimiento, se ha dado cuenta y ha dicho textual "resulta que era amigo de Al Capone".


Pues eso, ladrones, sinvergüenzas, más de lo mismo.


¡Qué me devuelvan lo que nos han estafado y que trabajen! ¡Para variar!


Pobre Alejandro Sanz, igualito que los niños de Somalia, robados por las mafias, que controlan las ayudas y los alimentos. Vas a hacer bueno tan desafortunada comparación, mamón.


La presunción de inocencia de estos figuras, para mi no existe, al igual que no la tuvieron conmigo, a los leones con ellos.

martes, 5 de julio de 2011

De los acampados en la puerta del Sol.


Circula por ahí este manifiesto, lo traemos por aquí.
Contrasta plenamente con la realidad, para nuestra desgracia.
"
Manifiesto de los acampados en la Puerta del Sol


DEMOCRACIA REAL ¡YA!


Nadie os obligó a ser políticos.

Ninguno de nosotros os pidió que sirvierais al país.

Fue vuestra decisión, libre y soberana, así que no vamos a bajar el listón de nuestra exigencia, al contrario, vamos a incrementarlo como nunca antes lo habíamos hecho y vamos a convertir nuestra determinación en el motor de una revolución pacífica que no podréis ni soñar en detener.

Nosotros sustentamos la nación con nuestro trabajo y sostenemos al estado con nuestros impuestos.

Nosotros parimos los hijos, los educamos para que continúen manteniendo la nación cuando les llegue el turno y los alojamos en nuestras casas más tiempo del necesario para su vuelo.

Y vosotros no habéis hecho vuestra parte del trabajo.

Ahora no tenemos pan para alimentar a muchos de los nuestros.

Ahora, una generación entera mejor preparada que ninguna otra antes está agonizando sin futuro. Por vuestra culpa.

Ahora lo sabemos: con vuestra hambre de prebendas y vuestra medrosa intemperancia habéis vendido nuestro país y nos habéis vendido a nosotros.

Lo peor es que también queréis que paguemos la factura de vuestras pavorosas componendas.

Nosotros cuidamos de los ancianos, mantenemos el ritmo económico del país y hacemos que el progreso sea una realidad para todos inventando internet, descubriendo los principios activos de los medicamentos,
aportando ayuda para paliar cualquier desgracia colectiva, viajando a lugares remotos para llevar consuelo o conocimientos, creando los puestos de trabajo y limpiando el chapapote mental con que vuestra negligencia nos roba vidas, haciendas y esperanzas.

Somos nosotros los que morimos por vuestras decisiones, demasiadas veces equivocadas: y es que nosotros ponemos los muertos en los accidentes, en los atentados, en las guerras y en las catástrofes.

Vosotros solo nos miráis desde arriba, insaciables, pidiendo más y más y más.

Ahora, cuando las cosas van mal, así sea individual o colectivamente, seguimos siendo nosotros los que apechugamos para salir del hoyo que vosotros cavasteis. Y de paso os sacamos también a vosotros, ingratos, que encima sonreís y os ponéis la medallita que solo es de la masa, de la gente, de la muchedumbre.

De la ciudadanía.

Nuestra.

Y ya hemos llegado al final de nuestro aguante.

Hasta hoy os hemos pedido poco, muy poco. Solamente que no metierais mano en la caja, que no anduvieseis a la gresca por una silla apenas unos centímetros más alta que la otra, que conocierais y respetarais la Constitución , que entendierais nuestras necesidades como sociedad, que fuerais demócratas en el más estricto sentido de la palabra y que protegierais a los más frágiles de entre nosotros.

Los servidores públicos sois vosotros y estáis a nuestra disposición, pero lo olvidasteis hace décadas y vendisteis muy barato nuestras vidas, nuestras haciendas, nuestras esperanzas.

Os pedimos muchas veces que nos respetarais como a iguales, que dejarais de perder el tiempo en nimias controversias sobre el tamaño de vuestros egos, enormes por demás. Os gritamos que fuerais más constructivos, capaces y tolerantes, que no dierais tan mal ejemplo a todos los que os hemos estado mirando, atónitos.

Ha llegado el momento de recordaros algo muy importante: este país es nuestro, no vuestro. Y os lo vamos a hacer saber con cuanta determinación y esfuerzos sean necesarios.

Ha llegado el momento. Vamos a recuperar nuestras vidas, nuestras haciendas y, por encima de todo, nuestras esperanzas y nunca más volveréis a robárnoslas.

Ha llegado el momento. Somos más y cada uno de nosotros vale más que todos vosotros juntos porque a nosotros nos mueve la confianza en el nuevo tiempo al que pertenecemos y no vuestro miedo a perder un tiempo que ya murió.

Ha llegado el momento. Vamos a recuperar la sociedad de una nación a la que queremos más que vosotros, con más sensatez y mejores capacidades.

Una sociedad que sabe lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere.

Una sociedad segura de sí y que sabe bien lo que no quiere: a vosotros.

Ha llegado el momento de abrir la caja de Pandora: y ahora solo resta que os vayáis y dejéis el campo libre para que podamos hacer las cosas bien, con la participación de todos y con la hermosa bandera de la Democracia Real izada en nuestros pabellones.

No lo pongáis difícil empecinados en vuestra arrogancia.

Idos a casa, politiquillos. Idos ahora cuando todavía os cabe el honor de la retirada silenciosa. Después no habrá tiempo y será muy doloroso.

Estáis despedidos. Sin 45 días. Ni paro.

Democracia Real Ya.

"

Fue un movimiento que empezó de una manera preciosa. Según lo visto en la entrada anterior, donde los políticos pastelean y se dan indemnizaciones indecentes cuando se les acaba el chollo; de poco ha servido.
Incluso, en los últimos días despertaban cierta antipatía, porque además, la gente que se podía ver en los últimos días, distaba mucho de ser en ciudadano normal, parecían más bien antisistemas, arrimándose allí donde hay tumulto.
Pero bueno, la intención muchas veces es lo que cuenta. Esta era la suya.